Para la propuesta de El Centro Tanatológico del Este, Carlos Guzmán propone repensar el rito del entierro como se practica hoy día. Para lograr esto Guzman adapta el acto a condiciones eco-amigables desde la percepción ambiente-familiar; en el que se desarrolla un método de sepelio que aporta al ecosistema mediante la reforestación, reduzca la urbanización masiva de nuestra Isla y sensibilice el acto, para que este sea uno más espiritual e íntimo . Este proyecto responde a un periodo en el que la sensibilidad ante los recursos naturales y el incremento de estos es esencial para la conservación de nuestra única fuente de vida; la Tierra.

Teniendo en cuenta las secuelas que han acarreado consigo la abundancia de espacios designados para cementerios, los recursos que se pierden y la falta de consideración ambiental, se examina las posibilidades que se pueden obtener mediante el uso de un nuevo método de cremación, que considera el factor ambiental como punto de enfoque. El método que se escogió para el desarrollo de la propuesta es el de hidrólisis alcalina; procedimiento en el que los productos finales obtenidos, cenizas y un efluente estéril, pueden utilizarse para regar la vegetación. Lo que resulta ser una alternativa eficiente al método tradicional, y a la vez, ecológicamente mejor. Para el desarrollo de este proyecto se escoge una finca en el pueblo de Luquillo, donde el diseñador propone un espacio que brinda las áreas capacitadas y ambientadas para lograr la sensibilización del rito. Esto lo logra a través del diseño de espacios arquitectónicamente espirituales mediante el juego de luz natural, capillas, espacios al aire libre y un bosque memorial. A partir de la propuesta de este particular, se pretende ayudar a crear un espacio en el que la memoria de estas personas perdure en un elemento natural como lo es un árbol; metáfora que plantea una sensibilidad tanto emocional como ambiental hacia el rito del Entierro.

The Tanatological Center that Carlos Guzmán proposes, reconsiders burial rite as a practice. Guzmán adapts eco-friendly conditions from the perspective of a natural and home-like environment. He develops a method in which he contributes to the ecosystem through reforestation, thus reducing the overpopulated suburb and transforming it into a more spiritual and personal place. To accomplish this a farm in Luquillo is selected for the project’s development. For Guzman, sensitivity to natural resources and their conservation are essential. This project reacts to the conservation of our vital resource: the Earth.

 Vast amounts of space have been designated for cemeteries with adverse consequences due to the lack of environmental consideration and wasted natural resources. Thus, a new method of cremation is proposed. Guzman examines the possibilities to consider the environment as a priority and decides to use alkaline hydrolysis. The final product is a combined element that involves ashes and sterile effluent used to fertilize the soil. This alternative is not only more efficient than the traditional method, it is also ecologically correct. In addition, the designer proposes a space that provides suitable and acclimated areas that create awareness of the spirituality of the burial rites. The design of the “architecturally spiritual” spaces is proposed through a series of chapels, shrines and outdoor memorial forests that are sensitive to the use of natural light. Instead of a gravestone, the memory of these people will endure in a natural element: a tree, metaphor that raises both emotional and environmental sensitivity to the burial rite.